viernes, 28 de noviembre de 2008

Peregrino

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No te enamores de mi,
de este peregrino dormido
que ha sido arrestado
por borracho y embustero,
que ha sido amarrado
a la piedra de la locura,
sin dar pelea.

No te enamores de mi,
de este niño asustado
que quizás mañana desaparezca,
entre el humo,
tal como le enseñaron
los años de indiferencia.

No te enamores de mi,
de este peregrino temeroso
que ha sido conquistado
por la abulia de los recuerdos,
que se ha dejado abatir
por la ilusión pasajera,
sin dar pelea.

No te enamores de mi,
de este poeta improvisado
que jamás se perdonaría
el mirarte a los ojos,
mientras nadas en la amargura
de sus palabras.

No te enamores de mi,
de este peregrino perdido
que ha salido malherido
de tu mezquino querer,
que tranquilo se desangra
a la sombra de tu silueta,
sin dar pelea.

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lunes, 24 de noviembre de 2008

Brutalmente Honesto

[ Texto originalmente publicado para El Repuertero ]

http://www.elrepuertero.cl/admin/render/noticia/16204

Nunca creí en el Viejo Pascuero, no sé porqué, sólo tenía unos seis años y mientras todos mis amigos le escribían cartas pidiéndole un Nintendo o una Bicicleta, yo pasaba horas pensando por qué un anciano con pinta de cirrosis andaba repartiendo regalos por todo el mundo, y lo que era aún más intrigante, por qué andaba en un traje de algodón en diciembre, todo sopeado… Era un niño distinto, pasaba horas divagando en cosas que otros consideraban obvias; mientras los retoños de mi edad se llenaban de azúcar para semana santa, yo me preguntaba si los huevos de chocolate eran los ‘desechos’ del conejo de pascua, o cuando ellos gastaban las riquezas que encontraban bajo su almohada, yo me cuestionaba que clase de sádico fetichista era el Ratón Pérez para coleccionar dientes.

Jamás he entendido que salió mal en mi, quizás me hicieron con menos cariño que a ‘Miguelito’ o al ‘Chipamogli’ y por eso siempre tuve un sentido de humor diferente, por no decir perverso, porque pasaba tardes enteras haciéndole muecas al ciego de la esquina y a los ocho años ya contaba con un amplio repertorio de chistes de leprosos y niños somalíes. O quizás el cariño no ha sido el problema, sino que al igual que muchos otros jóvenes siento que me han mentido, que crecí en un mundo donde todos se confabularon para hacerme creer algo que es falso: Pisar caca no da buena suerte, los libros de autoayuda no te ayudan y por lo que he visto hasta ahora, los pacos no tienen tetas.

Aún así he logrado sobrevivir, han pasado los años y he crecido para convertirme en un estudiante universitario, un artesano en mimbre y un gran amigo de mis amigos, los cuales suelen destacar la honestidad como una de mis características, claro, después de nombrar; fome, soberbio, desaliñado, irresponsable, maleducado y más ordinario que ataúd con calcomanías... Pero de todas maneras me siento tranquilo con que me consideren directo y despreocupado de decir o hacer lo que se me venga en gana.

Y quizás es por mi manera crítica de ver el mundo que me cuesta mantener relaciones amorosas estables, se me hace difícil encontrar una polola que aguante mis comentarios sarcásticos, como cuando estaba en una charla con unas niñas guapas de la PUC y les dije “estoy más aburrido que el pene del obispo”. En fin, a veces siento que esa parte del cerebro masculino que tiene las instrucciones para jotear vino malo de fábrica en mi caso, porque simplemente no tengo el descaro de decirle a una mina “tienes los ojos más hermosos del mundo” o “me encanta conversar contigo” cuando en realidad sólo estoy mirándola lujuriosamente mientras pienso en callarla con métodos 'poco ortodoxos'.

Es como si en este mundo moderno estuviera mal aquella cosa llamada 'decir la verdad', preferimos mentirnos y vivir en el status-quo que nos entregan las ilusiones; como creerse intelectual por leer Harry Potter o pensar que Líder realmente tiene una mujer como gerente. Pero para mi no es sólo justo y necesario decir la verdad, sino que esta también debe ser completa, ser 'brutalmente' honesto es la única manera de no convertirme en un aliado de la falsedad.

Es por esto, que no encontré manera más sensata de contar lo siguiente… Andrés, le tengo ganas a tu hermana.
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sábado, 8 de noviembre de 2008

Excomunión

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- ¿Usted se masturba?


- Cuando pregunté si alguien tenía alguna duda o consulta, me refería a la catequesis, Señor Subiabre.

- Ahh... No, entonces no.

- Prosigamos.

- Igual no me respondió... Cochinón.

- Usted tiene ciertas fijaciones poco ortodoxas, debería buscar ayuda profesional, Señor Subiabre.

- Usted hace 30 años que no toca una mujer y soy yo el enfermo, es una visión interesante "Padre". A propósito... ¿Sus hijos también le dicen Padre?

- No voy a aguantar semejante insolencia, ¡Retírese inmediatamente!

- ¿Me está echando de la Iglesia, de la casa de Dios?... ¡Blasfemo, blasfemo!

- No voy a ser partícipe de su herejía, Señor Subiabre. Usted será juzgado por instancias superiores.

- ¿Se refiere al rector o a Dios?, por que los dos están encima suyo, aunque Dios no sé que tanto... Y ya que estamos hablando de esto, ¿La homosexualidad en la iglesia viene desde Caín y Abel?

- No seguiré escuchando sus sandeces, Señor Subiabre, ni permitiré que continúe con esta especie de circo romano que pretende montar dentro de la casa de Dios

- Es que igual es como perverso que hayan sido dos hombres los que preservaron la raza humana, ¿Caín ejecutó el crimen con un puñal de carne o algo así?

- ...

- ¿Cuántos animales dice que puso Noé en un arca?

- ...

- ¿No cree que se tomaron muy al pie de la letra eso de 'Dejad que los Niños vengan a mi'?

- Déjeme decirle que en parte lo entiendo Señor Subiabre, usted no está equilibrado mentalmente, usted está enfermo. Puede tener 17 años y físicamente ya ser un hombre, pero por dentro, aún es inmaduro, es un insolente y un mal educado. Usted es aún un niño, Señor Subiabre, un niño.

- ¿Y eso a usted lo pone... Cachondo?

Y ese fue el día en que logré derribar dos años de burocracia; ni peticiones, ni cartas explicativas, ni formularios engorrosos... Fui Excomulgado, en gloria y majestad, por el mismísimo obispo.

Soy un genio.
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